El aeropuerto ultima nuevos vuelos a Palma y Londres mientras arranca el recorte de la pista

Entre las obras más significativas que se llevarán a cabo se encuentra la definición de la nueva geometría de la pista de vuelo y de los nuevos umbrales y extremos desplazados. Así, cada extremo estará dividido en dos parcelas. La primera, de 60 metros de longitud, se destinará a las franjas de seguridad, mientras que la parcela de 90x90 restante se declarará área de seguridad de extremo de pista (Resa).

Entre los trabajos previstos por Aena, también se llevará a cabo una adecuación del balizamiento de la pista de vuelo a la nueva geometría, la eliminación de toda señalización horizontal y pintar la señalización adecuada a la nueva geometría. Además, se repondrán otros posibles servicios afectados como mangas de viento y estaciones meteorológicas. El presupuesto de licitación de los trabajos es de 638.886,69 euros y se espera que para agosto estén terminados. Las obras en pista se llevarán a cabo en horario nocturno, no operativo, para evitar afecciones a los vuelos. Las obras están costeadas en su totalidad por Aena.

Por su parte, la rugosidad del pavimento de la pista del aeropuerto de Hondarribia sigue teniendo la clave para que el aeródromo continúe siendo viable y salvar el máximo posible de operatividad. Todas las cartas ya están sobre la mesa pero falta una última tramitación: la certificación del piso por parte de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Desde Ortzibia esperan que esta formalidad se resuelva el próximo mes de abril, una circunstancia que permitiría que Vueling siga aterrizando y despegando desde la infraestructura guipuzcoana con parámetros similares con los que opera en la actualidad.

Desde que se dio a conocer que la pista del aeropuerto tendrá que ser recortada 300 metros para ajustarse a los parámetros de seguridad que exige Europa, Ortzibia no ha cejado en su empeño de buscar soluciones para al menos salvar los vuelos que operan en la actualidad a Madrid y Barcelona. Parece que este mínimo está cerca de garantizarse. Todas las miradas están puestas en estos momentos en la decisión que vaya a tomar Vueling de seguir operando entre Barcelona y Gipuzkoa o dejar de ofrecer esta ruta. La Sociedad Promotora del Aeropuerto de Hondarribia-San Sebastián es optimista. Asegura que tienen la palabra de la compañía de seguir en Hondarribia, siempre y cuando se logre el certificado del pavimento .

«Parece ser que Vueling mantendrá la conexión con Barcelona ya que en el aeropuerto podrían operar sus aviones A-319», ha afirmado en más de una ocasión la diputada foral de Movilidad y Ordenación Territorial, Marisol Garmendia (PSE).

Los técnicos de Aena aseguraron que el Airbus 319 de Vueling, que cuenta con 150 plazas, deberá reducir su número de pasajeros si quiere aterrizar en Hondarribia. A la compañía no le salieron las cuentas en un principio pero, al parecer, no había considerado las características de la pista. «El pavimento no va a penalizar a los aviones tanto como se preveía en un principio, por eso parece que va a mantener la conexión con Barcelona, que le sigue saliendo rentable porque su nivel de ocupación se acerca al 85%», subraya la diputada foral Garmendia. Desde la compañía han asegurado a este periódico que siguen estudiando la propuesta.

Operatividad garantizada

En la actualidad, la pista del aeropuerto mide 1.754 metros de longitud. Pero después de las obras, la distancia disponible para el aterrizaje de las aeronaves quedará en 1.427 metros, mientras que la distancia disponible para el despegue medirá 1.690 metros, explican desde Aena. Si a estas medidas se le añade el pavimento preparado para la lluvia y con una rugosidad superior a la media que facilita el frenado de los aviones durante el aterrizaje, todo hace indicar que la operatividad del aeropuerto estará garantizada.

Con esta fotografía, desde Ortzibia trabajan para conseguir más destinos además de los actuales a Madrid y Barcelona. Según señalaron fuentes de la Sociedad Promotora del Aeropuerto de Hondarribia-San Sebastián este próximo verano también habrá vuelos al aeropuerto de Luton en Londres, «en los mismos parámetros en los que se ofreció el año pasado», aseguran.

Pero no será el único destino en época estival porque también habrá vuelos a Palma de Mallorca. Queda por confirmar la fecha en la que comenzarán a operar estos dos destinos. El pasado verano, operado por Air Nostrum, los vuelos a Londres se ofrecieron desde el martes 26 de julio al jueves 1 de septiembre con dos conexiones semanales los martes y jueves. «Queremos que estos servicios no sean eventuales y los podamos ofrecer de manera continuada durante todo el año», subrayan desde Ortzibia.

Pero una vez conseguida la certificación del pavimento de la pista, aún queda trabajo por hacer por parte de las instituciones vascas. Desde Ortzibia han puesto encima de la mesa una nueva propuesta técnica con medidas diferentes. «Una vez certificado el aeropuerto por parte de Europa, que tiene que estar listo para finales de año con las longitudes que pide Aena, se podrían modificar las medidas», aseguran. Así, los estudios realizados por los técnicos de Ortzibia han arrojado un resultado algo más halagüeño. Las instituciones vascas aseguran que el aeródromo podría seguir operando con una distancia de 1.574 para el aterrizaje y 1.634 para el despegue. Pero este sería un trabajo que se tendría que realizar más adelante.

Fuentes de la Sociedad Promotora del Aeropuerto de Hondarribia-San Sebastián aseguran que con unas medidas similares y un pavimento igual hay aeródromos que operan vuelos como el Airbus 319 de Vueling con 150 plazas y han sido certificados por la agencia de seguridad europea. Por eso han puesto como ejemplo el aeropuerto de Florencia (Italia) que cuenta con 1.455 metros de longitud y no tendrá que ser sometido a recortes. La textura superficial del Aeropuerto de Hondarribia es de 1,279, mientras que el de Florencia es de 1,14. Las exigencias de AESA son de 1,14. Mientras que el coeficiente de rozamiento del aeródromo italiano es de 0,47 y el guipuzcoano es de 0,70. La seguridad europea pide que ese rozamiento sea mayor de 0,52.